
El silbido de un whatsapp en mitad de la noche me sobresalta. El otro lado de mi cama, que sigue revuelta, está vacío; juraría que te habías quedado a dormir. Me siento al borde del colchón con los ojos aún dormidos.
La atmósfera está enrarecida y hace un frío inusual para este mes de agosto. Las manecillas del reloj se han detenido y las aspas del ventilador giran en sentido contrario.
Intento incorporarme pero unas manos me agarran de los tobillos, me desplomo sobre el suelo de terrazo rojo y pienso que las manchas de sangre pasarán desapercibidas.
Halloween 2016