Te echo de menos… No te olvidaré y lo sabes. Porque el tiempo no ha difuminado ninguna de las arrugas que recorrían tu piel ni derretido la nieve de tu cabello, pero apenas recuerdo la textura de tu voz. Porque nunca te fuiste del todo.
Me gusta imaginar que todavía sigues aquí para envolverme en un abrazo y besarme en la frente mientras de nuevo me susurras al oído «pequeña todo irá bien». Porque cuando las lágrimas me impedían pensar con claridad siempre me hacías un hueco en tu jersey.
Y porque siempre tuviste la extraña habilidad de convertir mis castillos en un grano de arena.
Noviembre 2016
TEJIENDO LAS PALABRAS 