Solo tenían en común un par de alas. Lo que les hacía diferentes era la manera de utilizarlas. A ella le encantaba desplegarlas al viento y planear por su cielo, mientras que él las batía con furia a ras de suelo avivando las llamas de su particular infierno. La línea que separaba sus mundos era muy delgada y a veces sentían curiosidad por asomarse al otro lado.
¡Pero eran tan diferentes! Eran exactamente como dos polos diametralmente opuestos y ocurrió lo inevitable: ella se enamoró de su fuego y él de su luz. Cada uno poseía aquello de lo que el otro carecía.
—No soy bueno para ti, no te convengo, podrías salir chamuscada —le advirtió él—. Todos dicen que soy un demonio.
—Si no te importa, prefiero comprobarlo por mí misma —puntualizó ella. ¿Dónde quedamos? ¿En mi cielo o en tu infierno?
—En tu cielo —respondió él sin dudar y añadió —Te quiero demasiado para hacerte arder conmigo.
Y entonces cielo y infierno se fundieron en uno solo…
Diciembre 2016
Que buena
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Gracias!!! 😊😊
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