Aquello le supuso un antes y un después, le partió la vida por la mitad, se llevó su inocencia y arrancó la venda de sus ojos. Aprendió que los verdaderos amigos son quienes permanecen a tu lado en las buenas y en las malas y que muchos de los que dicen serlo desaparecen cuando aparecen los problemas. También aprendió en quién podía confiar y en quién no y que las cosas no siempre son lo que parecen, que a quien parece que le importas una mierda es quien mueve cielo y tierra por traerte de vuelta y que aquellos que no mueven un dedo por ayudarte son los que, como aves carroñeras, regresan raudas para colgarse la medallita.
Cuando la rescataron después de permanecer treinta y tres días sobreviviendo y plantándoles cara a aquellos terroristas en algún lugar perdido en medio de una maraña de hojas y lianas, la llamaron heroína. Es cierto que había salvado el culo a más de uno, pero todo se reducía a una única finalidad: sobrevivir.
Llegó el día de la rueda de prensa para que el mundo entero conociera su historia. Y sin saber muy bien cómo, se encontró de pie frente a un auditorio abarrotado de títeres armados con cámaras y micrófonos mientras que quienes movían los hilos permanecían sentados a su espalda. Se suponía que debía leer unas palabras que habían escrito para que ella explicara la verdad de lo que había sucedido. Así que sus primeras palabras dieron comienzo a la función, pero antes de terminar la segunda línea cogió aquellos folios llenos de mentiras, hizo una bola con ellos y los lanzó al suelo.
—Lo siento, no puedo. Estas no son mis palabras, esta no es mi verdad —titubeó mientras el terror se dibujaba en los ojos de aquellos a los que daba la espalda.
—Se supone que debo dar las gracias a quienes han hecho posible que esté de vuelta en casa —dijo mientras tomaba aire para continuar.
—Así que quiero dar las no gracias a todos aquellos que teniendo los medios para sacarme de ese infierno no habéis movido un dedo para hacerlo y a quienes los que se han molestado en levantar su culo del asiento para asegurarse de que no pudiera contar que las armas con las que vi quitar la vida a tantos inocentes se las vendían los mismos que ahora están sentados a mis espaldas—dijo mientras alguien detrás hacía una señal al aire con los ojos.
—Siento mucho suponer una amenaza para vuestros intereses… —un ruido ensordecedor interrumpió su oratoria y cayó fulminada al suelo.
Algunas de las marionetas afirmaron que lo que oyeron fue un disparo, pero la versión oficial estableció que la causa de la muerte fue un paro cardíaco y que ese supuesto disparo no fue más que un acople acústico entre el micrófono y los altavoces.
Mayo 2017