Bizcocho de chocolate by mabm

 

Foto by mabm

El viernes por la noche me entraron unas ganas locas de comerme algo de chocolate. Pero el cielo de septiembre, veleta, amenazaba tormenta y no me apetecía nada bajar al super de al lado de casa, que además estaría ya cerrado, a comprarme una tableta. Se me ocurrió otra manera de conseguirlo, pero la descarté al instante por patética. Así que hice un inventario rápido de lo que quedaba en la despensa, que no era mucho (mañana tendría que hacer la compra), busqué en google y ¡gualá!, aparecieron la tira de resultados.

Opté por un vídeo de YouTube donde explicaba como elaborar un bizcocho sencillo de yogur y recordé que, no sería la primera vez que lo preparaba , pues de pequeña ya lo había hecho otras veces; es ese en que como medida se utiliza el envase del danone.

Me dispuse a reunir todos los ingredientes sobre la mesa de la cocina y… ¡me cachis!, no me quedaba el ingrediente principal, precisamente el que le da nombre a la receta. Pero como siempre que quiero algo sí o sí se me agudiza el ingenio, me acordé de la natilla de chocolate 0% materia grasa que sobrevivía en mi nevera, así que ¡chapeau!, maté dos pájaros de un tiro: lo tenía todo para preparar el pastel y además, me quitaba el ansia de chocolate.

En un bol eché la natilla, tres huevos, dos medidas de azúcar, dos de harina, una de (h)aceite (cuando era cría escribía aceite con «h» porque lo asociaba a la harina: me venía a la mente mi abuela mezclando harina con aceite para hacer una masa típica de Mallorca; me costó un mundo corregir ese vicio) y un sobre de lavadura en polvo. A continuación removí bien con la cuchara, intentando deshacer los grumitos que habían quedado. Eso me pasa por lista, por no pasar la harina por un colador (tamizar, creo que se llama) y no es que no me acordara ni que no supiera porque debía hacerlo, es que pensé «pa’ qué, la echaré despacio y punto»; típico de mí.

Siempre me ha parecido magia como sube la masa cuando es horneada. Ya, ya lo sé, es lo que hace la levadura cuando la añadimos al resto de los ingredientes, pero aun así, me parece magia.

Mientras la sacaba del horno se me ocurrió que podría haber batido la mezcla con la batidora… Fuuuu, a buenas horas mangas verdes.

Pero bueno, lo que importa es el resultado y la verdad es que, tras corregir todos los errores, quedó bastante rica, aunque quizás un poco demasiado hecha, pero solo un poquito ehhh; se me paso el tiempo mirando un episodio de Dawton Abbey.

Septiembre 2018