Los monstruos no viven en el armario by mabm ft. Novan Falcon


Aquí os dejo una historia escrita en colaboración con Novan Falcon, un artista polifacético con muchísimo talento pero, sobre todo, una gran persona quien, en poco tiempo, puedo decir que se ha ganado el calificativo de amigo. Esperamos que os guste y que lo disfrutéis tanto como nosotros escribiéndolo.

               Imagen de Pinterest

Ella no le tenía miedo a la oscuridad, pero le aterraba el enorme ropero de luna que se erigía, amenazante, en el lado derecho de su cama, justo en el contrario sobre el que le gustaba recostarse. Entonces recordaba que los monstruos no viven en el armario, ni debajo de la cama, sino sobre ella, a tu lado, incluso en la habitación de al lado o tras el espejo.

Aquel pensamiento recurrente estaba ocupando de nuevo su mente, ¿cómo podían algunos niños temer aquellos rincones vacíos mientras la maldad residía tan cerca, semioculta bajo múltiples máscaras de hueca amabilidad. Ella conocía su verdadero rostro, o eso creía, y por ese motivo nunca había temido la oscuridad, sino a las miradas que la perforaban a plena luz.

Los cardenales adornaban sus piernas como pintura expresionista, pero jamás había compartido aquella obra de arte terrible, aquel recordatorio permanente con nadie. No por miedo ni vergüenza, era suyo y no pensaba compartir su oscuro saber; al fin y al cabo, no todo el mundo podría aceptar la verdadera naturaleza de los monstruos, lo que descubrió tiempo atrás.

Aquellos últimos años los recordaba como si hubiera sido una pesadilla, pero en su piel portaba la prueba gráfica de unas heridas que nunca se cerrarían del todo; era real. Algunas veces se consolaba pensando que las agujas del reloj se encargarían de hacerlo, pero era solo una utopía; otras, que el mar las curaría. Y esto último se le antojaba la mejor solución para su dolor, mientras intentaba hacer memoria de cuándo empezó todo: era solo una cría a la que le costaba dormirse, pues los gritos y golpes de la habitación contigua eran ensordecedores. Y a la mañana siguiente su madre la recibía con la misma sonrisa de pega como si nada hubiera pasado. Pero aquella mujer no supo protegerla del monstruo y cuando este no tuvo suficiente con una, fue a por la otra; y la primera calló. Entonces se preguntaba, ¿quién era más monstruo, el que ejecuta o el que consiente?

No tardó en vestir la misma falsa sonrisa que había memorizado al verla día tras día; pero lo que hizo que el mundo se le viniese abajo no fueron solo los abusos directos. En una ocasión, la primera en que se atrevió a abrir sus ojos, pudo ver algo más allá del repulsivo cuerpo que se abalanzaba sobre ella, contoneándose, quebrándola. Tras este primer monstruo, ocultándose en la puerta entreabierta, observaba con ojos desorbitados y una tensa expresión en la boca, una cara transfigurada por el horror que pudo reconocer como la de su madre. Sin embargo no hizo absolutamente nada por detener aquella escena aunque Alana la mirase fijamente suplicándole.

Desde aquella noche pudo verla, en cada ocasión, a través de la rendija, y comenzó a preguntarse si debajo de la primera capa de horror no habría un morboso placer oculto, o si solo se consolaba pensando que no era ella la que sufría tales agravios.

Aquellos fueron los dos primeros monstruos de los que fue consciente, los de la habitación contigua; pero no tardó en llegar el siguiente, el que habitaba sobre ella.

A través del techo de su cuarto escuchaba los pasos de aquel demonio que poco tenía que ver con los anteriores. Su vecina Asha, una niña recta y bondadosa, ocultaba un enorme sentimiento de inferioridad que poco a poco se abría paso a través de sus barreras. Por ese mismo motivo necesitaba alguien en quien volcarse y sin duda Alana resultó un objetivo inmejorable. Haciéndose pasar por su amiga se informó poco a poco de la situación en su casa y decidió que alguien que estuviese viviendo tales horrores sin decírselo a nadie, bien podría soportar un poco más.

Empezaron siendo las mejores amigas del mundo. Asha siempre estaba ahí para Alana y en muy poco tiempo se convirtió su confidente y alguien imprescindible. Pero Alana pronto le vio las orejas al lobo. Asha empezó a asfixiarla, siempre requería más; más tiempo juntas, que le prestase más atención, incluso que le prestase su ropa. Hasta llegó a amenazar a Alana con contar lo que cada noche ocurría en su dormitorio si no lo hacía.

Presa de una angustia que le constreñía las cuerdas vocales como una soga al cuello, acudió al mar en busca de respuestas como había hecho anteriormente, pensando que una vez más le brindaría calma y consuelo. Sin embargo, en aquella ocasión, como arrastrada por la marea nocturna, una idea abordó su mente.

Invitó a Asha a su habitación para contarle una historia acerca de un chico del insti que le gustaba; tarde de chicas. Hasta le dejó ponerse su ropa. La maquilló con sus pinturas favoritas y bebieron Coca-Cola zero cherry, que sabía a piruleta. Pero Alana, en un descuido de su vecina de arriba, metió un par de pastillas para dormir – somníferos que pilló a su madre y Asha se quedó dormida en la cama de su amiga, quien tras apagar la luz, se escondió dentro del armario a esperar a que el monstruo llegara. Y lo hizo, como cada noche. Y desde su escondite podía ver el monstruoso rostro de una chiquilla muy parecida a ella en el espejo de luna.

El depredador se cernió sobre la cama y, si notó alguna diferencia no dio señales de ello. Desde su escondite, Alana podía ver el espantoso rostro de su madre y el de su amiga a través del espejo, la boca tapada bajo la zarpa del monstruo; y entonces sintió alivio y placer al ver como su plan había llegado a buen puerto, incluso comulgó con la morbosa observación casi ritual llevada a cabo por su madre.

Y fue entonces cuando se vio a si misma reflejada, pálida, ojerosa y desquiciada, y comprendió que desde aquél día sí viviría un monstruo en su armario, uno que con el tiempo dejaría de ser un mero observador y que jamás la abandonaría.

Agosto 2019

50 respuestas a “Los monstruos no viven en el armario by mabm ft. Novan Falcon

  1. Muchas gracias por tus palabras. Ha sido un autentico placer colaborar en este relato conjunto; me he divertido, impresionado con la capacidad de potenciamiento mutuo, y ademas, me ha parecido una experiencia muy constructiva.
    Muchisimas gracias por esta oportunidad, ¡Esperemos que no sea la última!

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  2. Que horror ver en este relato tan intenso, el sufrimiento de una niña, de lo que al final le provoca dicho abuso y es abusar ella también. Es una historia que puede ser real. Enhorabuena a los dos, habéis construido algo muy bueno, dentro del miedo que da este relato.

    Abrazos para vosotros.

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    1. Gran reflexión.
      Como ha cicho Roberto MP todos llevamos uno dentro, y creo que tanto escribir relatos de este tipo como leerlos, cosas que hago a menudo, nos puedenayudar tanto a mantenerlo calmado como a agrandarlo.
      En mi caso cada vez que escribo algo así es un hueso que le tiro para que se entretenga en su jaula y se sienta satisfecho ahí dentro, sin salir al exterior.
      ¡Saludos y gracias!

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  3. Magnífica fusión de estos jóvenes.
    Como siempre creemos que leemos una ficción , más cuanta verdad y realidad hay en estas líneas por eso eriza el bello de la nuca… ( Siempre nos contaron que los monstruos se esconden en la cama en los armarios)
    Ciertamente los monstruos habitan cerca muy cerca.Esta obra da un giro inesperado.
    Gracias por esta obra tan bien plasmada de una situación que se repite constantemente en nuestra sociedad.

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    1. Claro que quiero. Pero tengo que serenarme un poco antes de volver a coger el ritmo de las líneas. Últimamente solo escribo sobre ciencia o sobre asuntos sociales, y he dejado la poesía y la lírica un poco de lado. He de volver. Y volveré. Tenemos que probar, a ver qué sale.

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  4. Sencillamente genial, para quien aún duda que el género «fantástico» en realidad sublima situaciones para nada fantásticas (Como llegó a decir Gabo, que el realismo mágico «de mágico no tiene nada». Brillante, estremecedor y honesto relato. Además, te felicito por el tino de agregar la ilustración, complemento por demás excelente al relato. Hice lo mismo para la saga especial dedicada al Mundial de Fútbol (Aquí, la muestra para empezar: https://wp.me/s19pQF-tifosi) y me fue muy bien, modestamente. Abrazote y felicitaciones para el tándem, muchos éxitos como éste…

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  5. Víctimas, cómplices, chantajistas, malvadas todas. La moraleja es es triste y negra como los personajes de la historia. Descuida, no voy a hacer un final alternativo, en esta ocasión, con tanta maldad latente y patente no dejaría títere con cabeza.

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