Última carta ©by mabm

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Hola, ¿qué tal? Solo quería decirte… Bueno, en realidad no quiero decirte nada en concreto, solo decirte algo, cualquier cosa y, con suerte, escuchar tu voz que, por alguna extraña razón que desconozco, siempre me calma y adormece a mis demonios. Porque puede (no estoy segura) que solo fueras eso, una pastilla para el dolor; anestesia para mis heridas; un refugio en el que guarecerme cuando la vida se torcía; una burbuja en la que me envolvía para no quemarme en mi descenso a los infiernos.

Dicen que hay personas que entran en tu vida de manera efímera para enseñarte algo y yo creo que otras lo hacen a modo de salvavidas, como tú. Pero ¿sabes qué?, nunca te di las gracias. Gracias porque sin ti, quizás, no hubiera sobrevivido a esos tiempos oscuros.

Probablemente tras todos nuestros «tiras y afloja» alternados con una de cal y otra de arena y entremedias silencios y mentiras (quiero que sepas que sé que me mentiste) a alguno de los dos se nos crucen de nuevo los cables como me pasa a mí hoy en que el dolor vuelve a morder con fuerza. Lo sé, esto no es de cuerdos, pero ¿acaso esta historia no es de locos?

Y ya puestos, y para acabar, confesarte que yo también te mentí, aunque fuera por omisión, y jugué con ventaja; siempre supe tu secreto. Desde un principio puede ver más allá de tu piel, me precipité a lo más profundo de tu alma cuando me perdí en tus ojos. Vi tu doble coraza. La primera, involuntaria, que tal vez te acompaña desde siempre y te envuelve en un halo de misterio que nunca conseguí desentrañar del todo. Y la segunda, autoimpuesta para evitar que te hieran porque te convenciste que lo que ocultaba tu mirada te hacía indigno de ser amado; pero yo te amé, y lo sabía, con tus luces y tus sombras.

Algún día, si reúno el valor para hacértela llegar, me gustaría que leyeras esta carta y conocieras mi verdad.

Y libero estas palabras que se me enquistaron entre la piel y al alma y con ellas me libero.

Marzo 2024